Cada 11 de junio se celebra el Día Internacional del Vino Rosado. Y aunque esta fecha suele pasar desapercibida en un país dominado históricamente por los tintos, una etiqueta elaborada en las alturas de Gualtallary está cambiando las reglas del juego. Se trata del Quinto Rosé Pinot Noir, una creación de
Huarpe Riglos Family Wines que no solo gana terreno en las copas argentinas, sino que también conquista paladares en Corea del Sur, Alemania y Estados Unidos.
¿Qué hace tan especial a este vino? Para el enólogo Hernández Toso, la respuesta es clara: “El Quinto Rosé forma parte de nuestra línea joven y representa una expresión moderna dentro del porfolio. La demanda hoy se divide en partes iguales entre mercado interno y exportación”.
El secreto de su éxito comienza en el terruño: las uvas provienen de Finca Las Divas, un viñedo de altura ubicado en Gualtallary, una de las zonas más icónicas de Mendoza. Allí, el Pinot Noir, una variedad conocida por su versatilidad alcanza su máxima expresión. “Su suavidad de taninos y acidez equilibrada nos permite lograr un rosado con frescura y armonía”, explica el enólogo.
La técnica de elaboración también marca la diferencia. Inspirada en los métodos de producción de espumantes, incluye una maceración en frío de 12 horas y un prensado suave que apenas extrae color. El resultado es un tono “piel de cebolla”, delicado y elegante, que anticipa la sutileza del vino en boca.
Pero más allá de lo técnico, Hernández Toso apunta a un factor decisivo: la identidad. “El consumidor de alta gama busca vinos auténticos, con un perfil claro, producidos en pequeñas cantidades y con un enfoque personalizado. Esa es nuestra propuesta”.
Otro diferencial es su capacidad de romper con la estacionalidad. Aunque muchos asocian el vino rosado con los meses cálidos, el Quinto Rosé se posiciona como un aliado ideal para todo el año. “Una paella, por ejemplo, puede maridar perfectamente en otoño o invierno con este rosado”, sugiere el enólogo. A eso se suma una estrategia comercial que aprovecha la doble temporada hemisférica, lo que le permite mantener su presencia activa en mercados del norte y del sur durante los 12 meses del año.
Así, con frescura, carácter y una impronta bien definida, el Quinto Rosé Pinot Noir demuestra que el vino rosado argentino no solo es tendencia: está listo para disputar -y ganar- su lugar en los mercados más exigentes del planeta.