INGOT, la empresa argentina dedicada al servicio de alquiler de cajas de seguridad privadas, que cuenta con bóvedas tradicionales y automatizadas para brindar mayores servicios y seguridad a sus clientes, desarrolló un análisis sobre el incremento de la contratación de cajas de seguridad durante el periodo vacacional.
“En un escenario global donde los bancos avanzan hacia modelos cada vez más digitales y comienzan a cerrar sus cajas de seguridad, el sector privado de resguardo de valores (dinero, joyas, documentación, relojes, fotos, discos rígidos, entre otros) muestra un crecimiento sostenido y este fenómeno se intensifica aún más en los meses previos a las vacaciones” dice Juan Piantoni, CEO de INGOT y Presidente de CAESACS (Cámara Argentina de Empresas de Servicio de Alquiler de Cajas de Seguridad).
Según datos de la CAESACS, que nuclea a la mayoría de las empresas del sector, hubo un crecimiento del 35% en el último año en la demanda de alquiler de cajas de seguridad privadas en nuestro país y se espera un crecimiento del 40% para el próximo año.

Por otro lado y de acuerdo a datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, durante los meses de verano se registra un aumento promedio del 20% en los robos a viviendas en comparación con otros momentos del año. Este comportamiento estacional impulsa a que más familias y profesionales busquen alternativas confiables para resguardar bienes de alto valor mientras están fuera de su hogar.
A su vez, es habitual que muchos argentinos recurren a escondites domésticos para ocultar dinero u objetos importantes, aunque no siempre resultan seguros ni discretos. Entre los lugares más comunes se destacan las cajas caseras ocultas detrás de cuadros, bibliotecas, rejillas de ventilación, entre dobles fondos de placares, o incluso entierros en jardines y macetas. También suelen utilizarse almohadones, libros, falsas llaves de luz, frascos de cosméticos, el freezer o cajas vacías de productos cotidianos como zapatos, cereales o galletitas.
La mayoría de estos sitios, según especialistas, forman parte del repertorio habitual que los delincuentes conocen y revisan en caso de un robo domiciliario, lo que incrementa el riesgo.

Contratar una caja de seguridad no resuelve la inestabilidad macroeconómica ni la inseguridad en las calles, pero sí aporta un alivio individual. Saber que los bienes más valiosos están en un espacio vigilado y profesionalmente custodiado reduce la ansiedad y permite encarar con más calma un escenario que, por lo demás, está plagado de incertidumbre.
Además, las empresas que alquilan cajas de seguridad privadas cuentan en sus sedes con varios anillos de seguridad, que incluyen entre otras cosas: puertas blindadas con sistema de esclusas, cerrojos, molinetes de alta seguridad, detectores de metales, puertas corredizas y reconocimiento biométrico por huella, rostro e iris, además de identificación y PIN personal.
En definitiva, la proliferación de cajas de seguridad privadas es un síntoma de la época: un recurso al que cada vez más personas recurren y que se consolida como una alternativa dentro de lo que es la prestación del servicio, que ya dejó de ser algo innovador, pasó a ser ya un estándar de seguridad, de servicio y de tranquilidad para los usuarios.
INGOT opera en Argentina desde 2019 y cuenta con 7 sucursales: Casa Central – Av. Corrientes 629, CABA, donde se encuentra además la primera y única bóveda de arte del país; Punta del Este, Nordelta, Córdoba, Flores, Quilmes y Olivos. La empresa planea seguir su expansión por el interior del país en el próximo año.





