Una encuesta realizada por HIT y Great Place to Work® entre más de 200 trabajadores argentinos revela una transformación profunda en las expectativas laborales. Los empleados ya no discuten si el trabajo ideal es remoto, híbrido o presencial. Lo que quieren, y por lo tanto lo que más influye en su permanencia y compromiso, es poder elegir. La autonomía para decidir, o al menos participar en la decisión, se consolidó como el factor más poderoso para generar bienestar y fidelización.
Así lo refleja el informe “Tendencias laborales 2026: Nuevos Paradigmas de Flexibilidad, Bienestar y Atracción de Talento”, a través del cual se buscó dar cuenta de cómo las personas experimentan su día a día laboral.
De los colaboradores que respondieron a estas preguntas, el 63,5% dijo tener una modalidad de trabajo híbrida (con sus diferentes variantes de presencialidad y remoto), mientras que el 29% acude a la oficina y solo el 7% realiza trabajo totalmente remoto.
El 63% de los encuestados afirmó que su modalidad de trabajo es definida exclusivamente por la empresa, mientras que solo un 10,5% puede elegir por sí mismo. El resto, según datos, la acuerda con su equipo o líder. El impacto es contundente: la libertad de elección triplica las chances de permanecer en una organización, reduce significativamente el riesgo de “renunciar y quedarse” (o la famosa renuncia silenciosa) y fortalece la confianza interna. Según el informe, lo que retiene al talento no es el formato en sí, sino la posibilidad de decidir dónde y cómo trabajar.
Entre las personas encuestadas, el 42% corresponde a empleados individuales (no gerentes ni directores), el 35% a los que tienen entre 26 y 34 años, el 65% a empresas que cuentan con 1 a 250 empleados y un porcentaje mayor de la muestra a mujeres (70%).
Tecnología y bienestar, los que mandan
Además de la autonomía, el estudio destaca un segundo eje central, que es la tecnología como habilitador de productividad y bienestar. Para trabajadores presenciales, híbridos y remotos, la calidad tecnológica del entorno (pantallas, conectividad, audio) es el factor más determinante en la efectividad de las reuniones y las tareas diarias (15,5%, por encima de ubicación y accesibilidad (12,5%).
En los esquemas híbridos, la tecnología se vuelve decisiva, en el sentido de que garantiza que la experiencia sea coherente sin importar desde dónde se trabaja. Quienes operan de manera remota, por su parte, valoran especialmente la accesibilidad y la disponibilidad de espacios privados cuando visitan la oficina.
El espacio físico también importa, pero ya no alcanza con una oficina tradicional. El 67% prefiere ambientes híbridos que combinen áreas de colaboración, cabinas de concentración y salas equipadas. Las principales mejoras deseadas están ligadas a la comodidad, el diseño, la acústica y la presencia de amenities que acompañen la jornada laboral. Esta preferencia es compartida incluso por quienes trabajan 100% presencial, lo que muestra que el espacio debe adaptarse a diferentes ritmos y momentos del día.
El informe también aborda la valoración de los beneficios que otorgan las empresas. Poco más del 50% se siente satisfecho, aunque un 27% se mantiene neutral y un 18% expresa insatisfacción. Los grupos de entre 26 y 44 años concentran tanto las mejores como las peores valoraciones, lo que señala la necesidad de segmentar mejor la propuesta.
Las percepciones sobre bienestar físico y mental también muestran oportunidades de mejora. Solo el 47% considera que su empresa lo promueve activamente, y aunque la mitad siente que puede hablar de salud mental en su entorno laboral, un cuarto de la gente no se siente cómodo.

El valor de los traslados
La movilidad hacia el trabajo, un factor muchas veces subestimado, también condiciona la experiencia diaria. La calidad promedio del viaje es de 6,39 sobre 10 y el tiempo ronda los 48 minutos. Para muchos, el traslado es una fuente de estrés o cansancio, lo que refuerza la importancia de la flexibilidad horaria, los subsidios al transporte y la cercanía de las sedes.
Por otro lado, la flexibilidad horaria aparece como un elemento clave, especialmente entre quienes trabajan en modalidad híbrida. Solo un 28% puede adaptar su jornada “siempre”, mientras que quienes tienen roles operativos o alta presencialidad encuentran más dificultades. La conclusión, en ese sentido, es clara: la flexibilidad temporal es tan relevante como la espacial.
En síntesis, la encuesta de HIT y Great Place to Work muestra un escenario en el que las personas priorizan autonomía, tecnología confiable, espacios versátiles y políticas de bienestar visibles. Pensando en el 2026, las organizaciones que quieran atraer y retener talento deberán avanzar hacia modelos más participativos y flexibles, capaces de integrar lo mejor del trabajo presencial y remoto sin perder de vista lo que se volvió innegociable: la posibilidad real de elegir.





