De gestionar a innovar: el liderazgo que transforma a las empresas en tiempos de cambio

En un contexto donde la inteligencia artificial, la diversidad generacional y los cambios en los modelos de negocio presionan a las organizaciones a repensarse, CR Equipo + Humano llevó adelante el encuentro “De Gestionar a Innovar. Liderando la Creatividad y la Diversidad”.

La jornada, moderada por su fundadora Cecilia Russo, reunió a los ejecutivos Gustavo Cienfuegos, Gerente General de Topsoe Latam, y Gustavo Santa Cruz, Gerente de RRHH de Sika Argentina, quienes compartieron experiencias sobre cómo liderar procesos de innovación real en mercados complejos como los de Latinoamérica.

Desde el inicio, Russo planteó un principio que atravesó toda la conversación: la innovación ya no depende solo de procesos o tecnología, sino de la capacidad del liderazgo para movilizar a las personas sin que la organización se resista al cambio. 

“Hoy la innovación no fracasa por falta de ideas, sino por falta de líderes capaces de sostener el proceso emocional y cultural que esas ideas requieren”, afirmó. Su presentación integró conceptos del Leadership Code 3.0Design ThinkingGrowth Mindset y estudios recientes sobre adopción de inteligencia artificial, según los cuales el éxito de estos proyectos depende en un 70% de las personas, un 20% de los datos y solo un 10% de los algoritmos.

El aporte de Topsoe se centró en un caso de innovación cultural que surgió desde Argentina y que luego llamó la atención de la casa matriz. La compañía, tradicionalmente asociada a industrias conservadoras como la refinación y los procesos químicos, atravesó un cambio profundo a partir de la transición energética. Ese movimiento global obligó a revisar comportamientos, liderazgo y cultura, especialmente en equipos compuestos mayoritariamente por ingenieros.

A nivel regional, Cienfuegos impulsó un programa local para traducir los “comportamientos corporativos” en prácticas concretas para cada rol, acompañado de talleres específicos por área y un plan de desarrollo individual a cinco años. “Para innovar culturalmente necesitábamos bajar a tierra los conceptos. Era clave que cada persona entendiera cómo esos comportamientos se traducían en decisiones diarias y no en un manual abstracto”, explicó. La iniciativa fue pionera y luego señalada internamente como un posible modelo replicable para otras regiones.

El ejecutivo también subrayó las particularidades de innovar en Latinoamérica, donde los clientes —muchas veces estatales o altamente regulados— requieren soluciones adaptadas a entornos menos flexibles.

Hace una década nadie veía señales de cambio profundo. Hoy el mercado nos obliga a innovar con velocidad y claridad estratégica. La creatividad aparece cuando dejamos de imponer respuestas basadas en la experiencia pasada y habilitamos a los equipos a explorar nuevas posibilidades”, expresó Cienfuegos, destacando la importancia de generar contextos donde el error sea parte del aprendizaje.

La participación de Sika aportó un ejemplo distinto pero igual de disruptivo: la creación de la primera planta industrial de la compañía operada al cien por ciento por mujeres, ubicada en Puerto Tirol, Chaco. El proyecto desafió décadas de sesgo en una industria históricamente masculina y abrió oportunidades laborales para mujeres formadas en áreas técnicas que no encontraban espacio en el mercado. 

“Innovar también es animarse a transformar lo que parecía intocable. Cuando planteamos que esta planta sería gestionada íntegramente por mujeres, muchos lo cuestionaron. Hoy es un orgullo para la compañía y una experiencia que otras regiones ya buscan replicar”, afirmó Santa Cruz.

La iniciativa combinó rediseño de procesos, formación desde cero y articulación con la comunidad, incluyendo la colaboración con una emprendedora local especializada en indumentaria industrial para mujeres. Más que un gesto simbólico, se trató de un proyecto de impacto económico y social, alineado con la estrategia global de sostenibilidad y diversidad de Sika.

Para Santa Cruz, los equipos del futuro requerirán líderes capaces de valorar la diversidad como un habilitador de El liderazgo que viene exige entender la incertidumbre, abrazar la diversidad y permitir que los equipos experimenten sin temor”.

Russo conectó los testimonios con tendencias de transformación que atraviesan a todas las organizaciones: la irrupción de la IA, la convivencia de cuatro generaciones en simultáneo, la migración de estructuras jerárquicas hacia modelos de red y la necesidad de construir culturas donde experimentar sea posible.

Apoyándose en estudios de Moiguer, mostró cómo las generaciones jóvenes reinterpretan el tiempo, la comunicación y los resultados, lo que obliga a repensar los modelos tradicionales de liderazgo. “Ya no alcanza con gestionar. Hoy necesitamos líderes que inspiren, habiliten y conecten puntos en entornos cada vez más complejos”, concluyó.

El encuentro dejó una enseñanza transversal: innovar no es un acto aislado ni un proyecto de un área específica, sino un fenómeno cultural que requiere liderazgo, propósito y consistencia. Tanto el caso del Programa Desarrollo de Carrerade Topsoe como la experiencia social e industrial de Sika demostraron que la innovación es posible incluso en sectores tradicionales, siempre que los líderes estén dispuestos a abrir espacios, escuchar y dejar que las ideas nuevas encuentren lugar.

La jornada cerró con una pregunta que resonó en toda la sala: “¿Qué estoy haciendo hoy, desde mi rol, para convertirme en un líder que habilita creatividad, diversidad e innovación?”. Una pregunta que funciona, también, como invitación a la acción para todas las organizaciones que buscan transformarse.

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