Nota de opinión
Emprender nunca fue fácil. Mucho menos en un país donde las reglas de juego cambian todo el tiempo. Sin embargo, creo firmemente que cada transformación es también una oportunidad, y que animarse a abrir caminos es la única manera de crecer.
Mi historia siempre estuvo ligada al arte y al diseño. Comencé como diseñadora gráfica publicitaria y licenciada en publicidad, convencida de que la creatividad podía ser una herramienta poderosa para posicionar marcas. Con el tiempo, descubrí que esa misma creatividad era también la llave para generar negocios.
Los primeros pasos me llevaron al mundo del automovilismo, y luego al trabajo con médicos y profesionales de la salud en estrategias de comunicación, cobranding y posicionamiento. De allí surgió la inquietud de abrir mis propios centros de estética, que llegaron a ser cuatro en simultáneo, y más tarde apostar por proyectos como la peluquería boutique Kandor y La Petite Maison, un espacio que refleja mi pasión por la innovación en el cuidado personal y la imagen.
Siempre creí que diversificar es fundamental. Por eso, paralelamente a mi recorrido en estética y belleza, avancé en la construcción de nuevas marcas y en proyectos que conectan creatividad con negocios. Uno de ellos es Madelon, una muñeca de industria nacional que ya cuenta con una habitación temática en el Hilton de Buenos Aires y un reconocimiento en Forbes. Estamos trabajando en expandir la licencia, generar productos y alianzas estratégicas que fortalezcan este universo. También impulsamos una serie audiovisual junto a Jotax, convencidos de que las ideas pueden y deben trascender formatos.
En esa misma línea, actualmente acompaño el relanzamiento de “Valentina es como vos”, una licencia nacional que en 2008 fue un verdadero furor entre las niñas, con película, disco y hasta un álbum de figuritas. Hoy vuelve renovada, con la misma impronta de cercanía y diversidad, y con la ambición de volver a conquistar a nuevas generaciones.
Lo comercial es mi mayor virtud y mi pasión. Vender no significa solo cerrar un acuerdo: es tender puentes, escuchar necesidades y ofrecer soluciones que generen valor real. Por eso sostengo que cada contacto y cada relación son activos tan valiosos como una inversión de capital. En un país como el nuestro, donde la incertidumbre es parte de la vida diaria, el capital social y la capacidad de adaptarse son la diferencia entre sobrevivir o crecer.
Ese mismo espíritu me llevó también a desarrollar una faceta que disfruto enormemente: el couching y la mentoría de empresarios y emprendedores. Todos, en algún momento, necesitan un asesoramiento externo que los ayude a ver distinto, a corregir errores y a potenciar virtudes. Acompañar esos procesos me permite transmitir lo aprendido y multiplicar la energía de quienes quieren superarse.
Hoy, mirando hacia atrás, confirmo que el secreto no está en esperar estabilidad, sino en aprender a moverse dentro del cambio. Emprender es animarse, es confiar en que la innovación y la perseverancia permiten transformar ideas en realidades, incluso en escenarios adversos. Y en definitiva, es esa energía la que me impulsa a seguir creando, diversificando y buscando siempre el próximo desafío.

Por Natalia Tagliacozzo
Licenciada en publicidad, empresaria y coach
Instagram: @nataliatagliacozzo.oficial